miércoles, 17 de septiembre de 2008

El caballo y el pozo.

Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda.
Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.
El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y revisó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado.
Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Los empleados, dirigidos por el capataz, comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo para intentar cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal, éste la sacudía y se iba acumulando en el fondo, que ayudaba al caballo a ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente, ¡consiguió salir!
Moraleja: Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta historia.
No aceptes la tierra que tiren sobre ti, sacúdela y sube sobre ella. Y cuanto más tiren, más irás subiendo, porque nadie debe quitar oportunidades a las demás personas. Cada uno sabe de lo que es capaz y de lo que no. Por lo tanto: Haz caso a los demás pero en su justa medida.