viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Es Dios el culpable?

¿Por qué muchas veces la gente se empeña en echarle la culpa a Dios de todo lo que ocurre? Hacen preguntas tales como: “¿Por qué nos has enviado esto, Dios? ¿Qué te hemos hecho?” (Refiriéndose a huracanes, terremotos…), “¿Dónde estaba Dios? Y si él todo lo puede, ¿por qué no impidió que sucediera esto?”. Y cuando una persona muere dicen: “¿Por qué permitió Dios que muriera?”
Habéis de saber, mis queridos lectores, que Dios no tiene la culpa de todo esto.
Nosotros sabemos que hay zonas señaladas de la Tierra, que continuamente sufren terremotos, tsunamis, etc. Como bien he dicho, lo sabemos, entonces, ¿por qué nos empeñamos en vivir en esos determinados sitios? Después, cuando ocurren desgracias, es más fácil echarle la culpa a Dios, que anticiparnos a los desastres y no habitar esos lugares.
En otras ocasiones, hay gente inocente que muere y le preguntamos a Dios que por qué se lo llevó o que por qué permitió que muriera, ya que si Él es Todopoderoso podía haberle salvado. En estas ocasiones, tampoco es Dios el culpable, cuanto más ha avanzado la ciencia, más enfermedades se han descubierto, y día a día, hay personas a las que se les diagnostica cosas extrañas en el cuerpo, y hay ocasiones en las que no tiene cura, por lo tanto mueren.
Si alguien cercano a nosotros muere, no debemos echarle la culpa a nadie, ya que si Dios salvara a todas las personas que mueren día a día no podríamos vivir todos en el mundo, ya que a pesar de que es grande, la mayoría de nuestros recursos están limitados y por ello, todos no podríamos vivir aquí y moriríamos de hambre. Entonces en ese caso, también le echaríamos la culpa a Dios porque no nos manda más comida o por cosas similares.
Desgraciadamente, las personas que le echan la culpa a Dios, son, precisamente, las mismas que suelen hacer culpables a los otros por sus males, por ejemplo, cuando suspenden un examen, le echan la culpa al profesor; cuando sus padres les castigan, dicen que la culpa es de sus padres, que no les comprenden, que ellos son buenas personas; cuando se equivocan en una decisión, echan la culpa a los demás o a las propias circunstancias, que les impidieron ver lo correcto…
En mi opinión, es una costumbre para ellos el decir que son inculpables, por decirlo de alguna manera.
Cuando se creó el mundo, Dios nos lo dio todo excepto un árbol, del cual Adán y Eva comieron (pecado original). Después surgieron muchas cosas, hasta que llegó Noé y Dios mandó el diluvio universal, porque nos estábamos comportando de una forma que no era la correcta. Dios ha hecho más cosas por nosotros, pero una de las últimas y para mí la más importante, mandar a su hijo Jesús para que nos salvara. A pesar de todo esto, no hemos hecho caso a nada, en otra de mis entradas he mencionado, que muchas personas se asustarían de ver el mundo como está. Entonces, si nosotros hemos provocado el calentamiento global y muchos de los problemas que hoy en día nos perjudican, no echemos la culpa a nadie, si hay alguna persona que sea culpable, esos somos nosotros. Además, de una forma u otra, Dios nos avisa cuando va a ocurrir algo malo, pero estamos tan acostumbrados a no escucharle, que hacemos caso omiso.Por otra parte, hemos de pensar que la persona que se va seguro que va a estar mejor en el lugar al que vaya. La verdad es que ninguno de los que se han ido han vuelto, pero si fue buena persona estando en la Tierra, no dudemos de que también lo será en el más allá, así como sus buenos quehaceres serán recompensados.
¡Un saluditoo!
P. D.: No resultaría raro que esta entrada no interese a nadie, ya que la mayoría de los jóvenes de hoy en día no se consideran creyentes y los temas relacionados con Dios no les llama la atención. Aún así no puedo evitar escribir sobre alguien que realmente ha estado ahí siempre, o al menos yo lo he sentido así, y al que debo agradecerle muchas cosas. Si esto ocurriera con alguien que estuviera aquí en la Tierra, también lo haría.